El bioquímico Richard Roberts acusó a los críticos de infundir miedo entre la gente. Recordó que "la comida hoy es más sana que antes".
BOGOTA, Colombia.- Los transgénicos no “dan cáncer” ni “matan niños”, según el bioquímico británico Richard Roberts, Nobel de Medicina en 1993, quien aseguró en una entrevista con la agencia de noticias EFE en Bogotá que existen muchos mitos con respecto a este tipo de cultivos que calan en la gente porque generan “miedo”.
“Las instituciones empezaron a hablar mal de los cultivos transgénicos y la gente está muy asustada”, afirmó Roberts.
Uno de los ejemplos que dio sobre “mentiras” que se replicaron sobre los cultivos genéticamente modificados es el de un artículo difundido por el biólogo francés Gilles-Eric Seralini, en el que utilizó un “método equivocado” de investigación.
En ella usó un tipo de ratas con predisposición natural a tumores y no hubo réplicas del estudio, que arrojó resultados erróneos de que el consumo de estos alimentos causaba cáncer.
“Se publicó y en cuestión de meses la revista retiró el artículo, lo quitaron por conclusiones erradas y falta de respaldo científico. (Seralini) lo volvió a mandar a otra revista y ahí sí lo publicaron sin pasar por todo el proceso de revisión de pares y eso se quedó en el dominio público y afectó mucho la opinión pública en cuanto a la tecnología de transgénicos”, aseveró.
Asimismo, señaló que se divulgó que “la introducción de algodón transgénico generó un aumento en suicidios entre agricultores en India, pero ese no es el caso”.
“Si uno mira bien las tendencias, esos suicidios pasan por pobreza extrema y otras causas”, añadió.
Roberts, de 75 años, aseguró que para hacerle frente a estos mitos, que calificó de “emocionales para poder convencer a la gente que cambie su perspectiva”, sus promotores deben apelar a lo mismo pero desde el lado científico.
“La clave es tener gente creíble hablando de estos temas, creo que hay que tener personajes públicos explicando estos temas de ciencia pero en términos muy sencillos (…) Entonces una vez que la gente entienda más o menos de qué trata la tecnología se vuelve mucho más fácil también dar ejemplos más puntuales”, dijo.
Es por ello que desde 2013 concebió hacer con otros ganadores del Nobel un llamado para que haya honestidad en la ciencia con respecto a los transgénicos.
“Me enteré de las dificultades que estaban enfrentando los fitólogos cuando intentaban conseguir financiación o promover sus investigaciones. La crítica era que ellos recibían financiación de la industria o de la parte comercial y entonces la idea era que uno no podía creer absolutamente nada de lo que decían”, detalló.
Por eso fue que más de 137 premios Nobel firmaron desde 2016 una carta apoyando los transgénicos debido a que consideran que son “seguros e inocuos”, por lo que los Gobiernos deben también alzar su voz de soporte.
“Yo pensé como ganador del Nobel, sin ninguna conexión con el sector ni nada, que podía sumar mi voz a la causa y que no me iban a poder criticar porque ninguno de los 137 ganadores del Nobel que estamos en la causa tenemos conexión alguna con la industria”, detalló.
Roberts dijo que la campaña tuvo un impacto, que fue “un poco lento”, pero generó que organizaciones como la ambientalista Greenpeace ya no critique “tanto” esa tecnología.
“Por otro lado, yo siento que ha tenido un gran impacto para países en vía de desarrollo como Bangladesh, India, Ghana, Uganda o Kenia, que están a favor del uso de la tecnología y nos pueden usar como una justificación de por qué utilizan los cultivos transgénicos”, añadió.
En ese sentido, recordó que “la comida hoy es más sana que antes”, y afirmó que si alguien “no quiere consumir un alimento derivado de un transgénico” que no lo haga, pero instó a ese tipo de personas a que “no digan que es peligroso”.
“Este es tan seguro o incluso más que el desarrollado por métodos convencionales”, resaltó.
El científico británico, que obtuvo el Nobel por sus descubrimientos en la estructura del ADN, llegó a Bogotá para reunirse con miembros de la academia, la ciencia y la medicina para incentivarlos a apoyar el uso de transgénicos y que ellos le lleven ese mensaje a los líderes políticos.
Calificó a Colombia como un país que está “haciendo un buen trabajo” y que tiene una gran vocación para promover su uso en la región.
“Colombia está haciendo un buen trabajo y debe divulgar el mensaje en los países vecinos y sus amigos”, concluyó.